Terapia infantil y juvenil


En diversas ocasiones, los padres se encuentran en una situación complicada con sus hijos. Cuando son pequeños no son capaces de desarrollar sus pensamientos y carecen de la personalidad suficiente para tomar sus decisiones y expresar sus sentimientos. Los niños pueden sentirse angustiados, tristes, con miedo e incluso depresivos, siendo conveniente acudir a un psicólogo infantil.

Posteriormente, llegan a la etapa de la adolescencia, ese complicado paso de la niñez a la vida adulta y una de las etapas más duras tanto para los padres como para los propios niños.

Se producen cambios tantos físicos como de personalidad. Los nuevos ambientes (cambios de colegios o institutos, búsqueda de nuevos amigos…) pueden resultarles complicados y desarrollar en ellos conductas que hasta ahora no habían aparecido.


¿Qué tratamos en nuestra terapia para niños y adolescentes?


En nuestro centro psicológico garantizamos el bienestar de su hijo tanto emocional como social. Son varias las patologías que podemos tratar entre ellas:

La mayoría de estos problemas ser pasajeros y durar solo la esta etapa de la vida, ayudan a crear su personalidad y carácter, por ello es fundamental tratarlos cuantos antes, para evitar arrastrarlos durante toda la vida.

¡Queremos ayudarte y escucharte! Ponte en contacto con nosotros para que nuestro especialista y psicólogo infantil conozca a tu hijo.

COMO SABER SI MI HIJO NECESITA AYUDA PSICOLOGICA

La familia es un pilar fundamental y de gran ayuda para el niño, cuidarlo, darle cariño, … Sabemos que como padre se encuentra en una situación difícil, pero no te preocupes nosotros te ayudamos.

Existen señales que nos alertan que el niño tiene un problema y que es hora de acudir a nuestra terapia infantil:

  • Si sufre cambios en su conducta como, por ejemplo, enfado e ira, desobediencia, agresividad…
  • Si tiene problemas de atención
  • Si se encuentra triste o con el ánimo bajo
  • Si tiene miedo intenso o fuera de lo normal
  • Si sus conductas son repetitivas
  • Problemas de sueño o cambios en el apetito
  • Adicciones
  • Acoso escolar o bulling