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Hazlo ahora, no lo dejes para después.

¿Qué significa procrastinar?

PROCRASTINAR significa posponer o aplazar tareas, deberes y responsabilidades por otras actividades que nos resultan más gratificantes pero que son irrelevantes.

Es una forma de evadir, usando otras actividades como refugio para no enfrentar una responsabilidad, una acción o una decisión que debemos tomar.

 

¿Puede llegar a ser un problema?

Las personas procrastinan de diferentes formas, algunas llegando al extremo de hacerse adictas o dependientes de esas otras actividades externas, como, por ejemplo, el móvil, internet, redes sociales, jugar videojuegos, ir de compras o comer compulsivamente.

Por este motivo, la procrastinación llega a asociarse con un trastorno del comportamiento en el cual el sujeto relaciona en su mente aquello que debe hacer con dolor, cambio, incomodidad o estrés.

 

¿Qué motivo nos lleva a procrastinar?

Algunos de los motivos pueden ser por estrés, ansiedad, perfeccionismo, miedo al fracaso, impaciencia o por sentirnos saturados de responsabilidades.

Y lo que hacemos es posponer las cosas para un futuro indefinido e idealizado, en el cual creemos que tendremos el tiempo suficiente para realizar aquel asunto pendiente de la manera que queremos.

 

¿Suele ser más común en adultos o en niños?

Todos procrastinamos en cierta medida: el estudiante que hace su trabajo a última hora, el que estudia una hora antes del examen, el adulto que deja la entrega de papeleo para el último día, la persona que posterga una decisión hasta que no tiene más alternativas…

 

En algunas ocasiones es necesario relajarse y dejar de lado ciertas responsabilidades pero no se puede huir eternamente de lo que cada uno sabe que debe hacer. Es importante saber cuáles son los límites saludables.

Para dejar se hacerlo, se debe cultivar la autodisciplina, la voluntad para hacer lo que debe hacer de forma constante y automatizarlo.

 

Posibles soluciones

Existen una serie de estrategias que, si somos capaces de convertirlas en hábitos, nos permitirán de forma natural y casi sin darnos cuenta, superar esta manía de dejarlo todo para mañana.

 

Enfréntate a tus miedos. Esta es una de las causas principales de la procrastinación. Los miedos nos bloquea y nos sitúa ante lo peor que puede pasar y en vez de afrontarlo, huimos de la situación y la dejamos.

Pero realmente, ¿a qué tenemos miedo?  Es importante que te conozcas y que sepas a que tienes realmente miedo, ya que de lo contrario, te quedarás a medio camino de la solución.

 

La Regla de los 2 minutos. Si tienes tareas pendientes que se pueden hacer en 2 minutos, ni siquiera te pares a pensar cuándo vas a hacerlas. ¡Hazlas! y no pienses tanto. Tal vez te puedan llevar tres o cuatro minutos, pero si consigues convertir esta regla en un hábito, mejorará muchísimo tu productividad, además de deshacerte del estrés que provoca la acumulación de tareas pendientes.

 

Haz paquetes más pequeños. Algunas veces la cantidad de trabajo que tenemos pendiente nos puede causar malestar y llegar incluso al bloqueo. Una manera sencilla de afrontar esta carga es dividiéndola en tareas más pequeñas que podamos abarcar de forma más fácil.

 

Busca la motivación. Plantéate por qué tienes que hacer esa tarea, por qué haces lo que haces y a quién beneficia que lo haces. Consigue que de alguna forma esa tarea tenga un componente divertido; hazla con música, en un ambiente agradable…, e incluso motívate dándote un premio como recompensa al finalizarla.

 

Las rutinas. Existen tareas que realizamos o deberíamos realizar diariamente, y que sin embargo vamos dejando para más adelante. Si las incluimos en nuestras rutinas diarias, finalmente las haremos casi sin darnos cuenta al formar parte de nuestros hábitos. Algunas veces no somos conscientes de la cantidad de rutinas que tenemos en nuestro día a día y que no le damos importancia al haberlas asimilado de manera natural. Ese es el reto.

 

Muéstrate.  La procrastinación se incrementa en la intimidad, cuando nadie nos vigila o está pendiente de nosotros. Es muy práctico mostrarte a los demás y comunicarles los retos que te propones o proyectos importantes que tienes por delante, para después ir compartiendo los avances que vas realizando, de forma que incremente tu compromiso. Hay personas que por ejemplo lo hacen a través de las redes sociales.

 

No siempre es el momento. El compromiso es primordial, pero no hay que ser tan estricto con nosotros mismos. No siempre es el momento para cualquier actividad; el cansancio, el estrés, o los estados de ánimo pueden desaconsejar realizar una tarea concreta, en un momento preciso. Aliméntate bien, tu cuerpo necesita descansar, date un respiro…, o tu cuerpo no estará dispuesto a hacer lo que le pidas. Aprovecha tus mejores momentos.

 

Para evitar que el dejar todo para después se convierta en un hábito y puedan venir otros problemas, tened en cuenta estas estrategias y otras como la típica lista de quehaceres diarios y el cumplimiento de tareas simples y ya sabes,

HAZLO AHORA, NO LO DEJES PARA DESPUÉS.

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